Tus lágrimas en la arena
son gritos en el desierto.
Tú no me llores, mi mora:
pa esta vía, mejor muerto.
Si te embarcas, yo me embarco;
si te “quea” en tierra, yo me “queo” en tierra.
Hasta la muerte contigo
porque tu guerra es mi guerra.
Soñaba con un barquito
que en las olas se mecía;
pero la mar traicionera
sus sueños se tragaría.
Dioses y reyes te dicen
que somos todos hermanos;
pero en el fango te hundes
y nadie te echa una mano.
Las escribí para Mariana Cornejo; pero nunca se las di por timidez.
ResponderEliminarGracias, María. Algo haré con ellas. Salud.
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