Demostración

 
Esta crónica del Diario demuestra que el traje de Piconera no es el tradicional de la gaditana, sino que empezó como un disfraz.
Pregunta: ¿se convertirá en traje tradicional del gaditano el mono de Astilleros?

El cuadro de los Costus

El Ayuntamiento ha comprado la obra de Costus “El valle de los Caídos”. Podría haber comprado otra, pero bueno, lo importante es que se invierta en Arte. Pero, al mismo tiempo, ha descuidado otra obra de los mismos autores que ha desaparecido de las dependencias municipales. No voy a desconfiar de los munícipes gaditanos; que, a estas alturas, han dado muestras de honradez; pero creo, sinceramente, que deberían ya haber dado parte del robo a la Policía por el bien de la dignidad del Consistorio.

Este es el cuadro y esta es la dirección en donde se te informará de todo.

http://www.losmojosos.com/

El Falla

 

Éste es el Gran Teatro Falla. Aquí, aunque todo el año hay una programación bastante aceptable para el poco dinero que tenemos en Cádiz, cuando más gente acude es durante el Concurso Oficial de agrupaciones.

Es difícil explicar lo que se siente cuando se canta en su escenario porque todo depende de la importancia que le dé a esto cada cual, pero no es feo cantarle a su ciudad y protestar con letra y música de las injusticias que nos rodean. Lástima que muchos no entiendan esa grandeza y pierdan el tiempo en darnos lecciones de vida desde una cátedra, o  en hacer de un concurso simpático una guerra horrible.

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Carajotaditas

· Algo malo nos está pasando cuando palabras como “pueblo” o “proselitismo”, vuelven a sonar a subversivas.
· Como dice un amigo mío: ya no hay obreros, sólo hay ricos que no tienen más remedio que trabajar.
· ¿Qué fue de aquellos curas obreros? ¿Por qué ya no salieron más? ¿No sería un invento de la propia Iglesia para minar los sindicatos y hacer proselitismo? (Otra vez la dichosa palabreja; os voy a obligar a ir al Diccionario)
· Creo que me moriré antes de ver cumplida mi ilusión de vivir en un país en donde la Iglesia no mande más que el Gobierno. Otra vez viene un papa a decirnos cómo tenemos que conducirnos por la vida y a reñirnos.

Ganas de vivir

 Qué me revienta  que haya en Cádiz saboríos que quisieran que, encima de que la cosa está fatal, estuviéramos amargados. ¿Es malo ser pobre y feliz aunque esa felicidad sea aparente? ¿Es malo intentar que la vida sea bella? ¿Es pecado estar todo el año repartiendo música por la calle? ¿Por qué si no, existe la música si no para descargar en ella todo lo que de pesado tiene nuestra existencia? ¿Sería malo que una banda de música tocara cada domingo en una plaza? ¿Y un grupo que cantara boleros? ¿Por qué entonces se molestan algunos gaditanos porque se canten coplas de carnaval? No tienen ninguna razón concreta para la protesta; sólo su propia abulia y sus ganas de morirse en vez de querer vivir.

Que no pare la música (como decía aquel buen coro de Nandi); que se llenen las calles de coplas para que rabien los que tengan ganas de hacerlo y para seguir dando gracias a la Vida los que tengamos ganas de vivir. 

Canción del alba

I

La aurora se nos desliza

por el vientre de la Tierra

y nos trae canción de mirtos

de azabache y hierbabuena.

La aurora se nos desliza

y ya no es clamor ni suena

el rumor de aquellas olas

tan lejos de mis aceras.

Estribillo

¡Ay! mujer:

Dónde están mis primaveras.

¡Ay! mujer:

Si me llevaras con ellas…

II

Ya no es canción la mañana

porque es grito de mis venas

que aúllan por mis entrañas

atesorando las penas.

Avaro soy de tristezas

y mi arca tengo repleta

de las que me dio el destino

y de las que el hombre inventa.

Al estribillo…

III

Con penas cargo mi barca

de la quilla a la cubierta:

las iré desperdigando

por la mar, a manos llenas.

La llenaré con canciones

que al alba nacen serenas

con ese cálido beso

que aguarda sobre la arena.

Y nacerán más mañanas

como las mañanas nuestras

y brotarán más canciones

como las que el alba lleva.

Estribillo final

¡Ay! mujer:

Sé que habrá más primaveras.

¡Ay! mujer:

Si tú me llevas con ellas

                     L. y M. Paco Rosado

Pensamiento carnavalero

Cuando los premios te sean propicios, no mires a los demás por encima del hombro: puede que  necesites su consuelo cuando lleguen los “cajonazos”.