viernes, 2 de julio de 2010

Qué pechá de Carnaval

Sigo con mi propuesta de incluir retazos del libro de marras

…El Concurso es un reflejo de la vida; por eso lo voy a defender siempre con las armas que sea. En él está representado nuestro carácter con sus luces, con sus sombras y con todas las cualidades humanas.

En principio, goza del espíritu que mueve al humano a inventar el Carnaval, esto es, la satisfacción falsa de representar al personaje que uno no puede ser en lo cotidiano; de revestirse de lo inalcanzable y de, a su vez, insuflarle a ese personaje todo lo que ponemos en juego: orgullo, pasión, afán de lucimiento, miedo al fracaso, ingenio, paciencia, voluntad, sometimiento, don de mando, mal y buen humor, pretensión… Si un año nos sale bien, estupendo; y si nos sale un churro, como casi siempre es por culpa de otros, empezamos para el año siguiente y con los mismos ingredientes, nuestro particular potaje.

Al Concurso también lo queremos porque satisface nuestra necesidad primaria y primigenia de demostrar que somos los preferidos; como ocurre en cualquier competición; pero aquí nos enfrentamos con una mochila de coplas nacidas y criadas aquí, lanzadas al aire por gargantas de aquí y en un teatro de operaciones decorado con mimo por artesanos y tramoyistas de aquí.

Es normal que eso levante pasiones porque el hombre necesita dioses y diablos de todos los tamaños y categorías; mitos a los que seguir y modelos a quienes imitar. Y mientras el Concurso sea el exponente de todo eso, tenemos la obligación de protegerlo y enriquecerlo como se protegen y enriquecen las catedrales, porque, al fin y al cabo, sirven para lo mismo…

                                                                                                                                                                          (Continuará)

Foto0601

Así estaba la Avenida el día que yo presenté este libro: todo el mundo se dio cita en la peña Los Dedócratas.

Mitos

Creo que hay mucha gente que no se da cuenta de que esto de ensayar unas letras y cantarlas en un teatro para competir por un premio, por muy buena voz que uno tenga, no tiene más importancia que la que le queramos otorgar. No creo que haya motivo para ir por ahí sacando pecho y mirando a los demás por encima del hombro.

Ya se sabe que la adolescencia es como es y una buena parte de los adolescentes de ambos sexos necesitan de mitos quizá porque quieren verse reflejados en ellos; y está claro que nadie puede imponer esos mitos, sino que cada chaval o chavala elige aquél que le cubre sus apetencias. Como vivimos en un mundo mediático y mediatizado, pues los mitos los elegimos de las esferas más ramplonas; así, vemos que un engendro como Belén Esteban (por poner un ejemplo) se convierte en una estrella cuyo único mérito consiste en que vende sus intimidades; es decir: en no tener vergüenza.

Pero cuando se mitifica a alguien que convive con nosotros; a alguien que quizá sea hijo de algún amigo al que uno respeta y aprecia,  por el mero hecho de tener una voz bonita y, encima, la criatura se lo cree y saluda por la calle como queriendo perdonar la vida, sólo porque cuatro niñas aburridas le han aplaudido sin mesura, la cosa da un poco de pena.

Y uno puede ser un poco condescendiente y exclamar: “bueno, es un chiquillo”; pero cuando algunos de esos “chiquillos” ya pasan de los treinta…

BELEN470

miércoles, 30 de junio de 2010

Pa eso estamos

Que sepan todos que por mí no hay problemas: si para salvar al Cádiz hay que quitarles dinero a los gaditanos a través del Ayuntamiento y la Diputación, aquí está el tío. Después de todo, es lo que llevan haciendo toda la vida y por mucho que protestemos nada va a cambiar; así que me lo tomo con alegría y una cosa más en mi catálogo de cosas salvadas a mi costa.
Las guarderías, parques y buenos servicios de transportes pueden esperar; lo primero es lo primero.

Despedida

Espero haber tenido el tacto suficiente como para que esto te haya sabido a poco.

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