En la comunidad valenciana se ha inaugurado un hospital que es la hostia. Más de 383 millones de Euros ha costado; que es lo que le gusta a algunos políticos: pregonar lo que gastan más que lo que ahorran.
Ya está funcionando y todo el mundo (El Mundo, el ABC, La Razón…) han contado lo impresionante que es y lo moderno. Aunque esos periódicos omiten algunos detallitos sin importancia; como por ejemplo, si llega una urgencia en helicóptero, éste tiene que aterrizar en el antiguo; si hay quemados, tienen que meterlos en las bañeras del antiguo si miden más de 1’20; porque las bañeras del nuevo son infantiles. Tienen unos sofisticados aparatos para extraer sangre, pero para analizarla la mandan al antiguo. Así que el antiguo hospital no se puede tirar para hacer otra cosa.
Pero lo que más le gusta a los pacientes es que las habitaciones están toda la noche iluminadas porque no hay interruptores para apagar la luz; y si alguien sufre un contratiempo de madrugada, no hay timbres; así que cada enfermo dispone de un sonajero fabricado ad hoc por el propio personal, con un bote de analizar orina y unos taponcitos de plástico. Otros usan las botellas contra la pared, otros tocan palmas y otros golpean las barras de los porta goteros con lo primero que cojan; así que si se ponen tres malos a la vez, forman una orquesta de percusión linda. Vivan las elecciones.