Un punto negro de la Constitución de 1812 es este artículo:
“ La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas y prohíbe el ejercicio de cualquiera otra”.
Más que nada porque prohibía a cualquier ciudadano el derecho a abrazar la religión que deseara o a cualquiera que fuera extranjero a practicar aquélla que profesara. O peor aún, impedir la entrada en España de todo aquél que no fuera católico.
Imagino, que al igual que con la que tenemos ahora, los progresistas tuvieron que comulgar con ruedas de molino y tragar con cosas con las que a lo mejor no contaban.
Lo que quiero decir es que para la celebración del Bicentenario, otra vez la Iglesia se nos va a poner por encima; y entre magnas, Corpus extraordinarios y celebraciones múltiples, va a ver más presencia litúrgica que social y política durante 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tú no te cortes, di lo que quieras.