Otra vez proponen el cambio de nombres de las calles y otra vez se cae en el error de personalizarlas con personajes que, a lo mejor, ni nos van ni nos vienen. No porque no sean importantes los hechos y las acciones que llevaron a cabo; sino porque sus nombres no trascendieron al gran público por las razones que fueran.
Por otro lado, en esas propuestas, casi siempre hay un matiz político y religioso; y como estamos en un régimen con el que unas veces somos de derechas y otras más de derechas, según la gente vote, pues lo mejor es poner y conservar nombres de personas objetivamente importantes para la cultura y las ciencias (Cervantes, Patarroyo, Picasso, Severo Ochoa, Falla, Lorca…) sean o no españoles,
conviviendo con aquellos nombres con el que el pueblo las bautizó: Calle de la Carne, de la Manzana, del Laurel, del Silencio…Creo que eso sería lo ideal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tú no te cortes, di lo que quieras.