sábado, 10 de septiembre de 2011

Las huevas de sardinas

 

Tendría yo unos siete u ocho años. Fue en Conil; tenía un amigo que se llamaba como el actor: Miguel Ligero; andaba ese día con él, creo, desde la hora de la playa; es decir, desde muy temprano aunque separados por el tiempo de la comida; porque la merienda, ya se sabe que en los pueblos y en los años cincuenta, se buscaba por los huertos.

Era después de la puesta de sol y me pidió que lo acompañara a su casa, no recuerdo para qué; entramos en lo que se llamaba el comedor y me dejó allí sentado mientras desaparecía detrás de una cortina de red. Me fijé que en la mesa del comedor había una gran fuente con unos dos kilos de sardinas fritas que, con pan blanco y luego una gran rodaja de sandía, no es mala cena para una familia pobre. No había nadie en la casa; se supone que su madre había frito el pescado y esperaba en algún sitio la hora de que llegara el marido y los dos otros dos hijos de las faenas del huerto para cenar.

Cuando Miguel apareció por la misma puerta por la que se fue, se dirigió a la fuente de sardinas; cogió una, le miró la ventrecha y, con mucho cuidado, sacó la hueva y se la comió; entonces me pidió que me acercara y fue cogiendo las sardinas una a una y con delicadeza de cirujano, a todas les fue extrayendo la hueva y las fue poniendo sobre el hule de la mesa en un montoncito; cuando terminó con todas las sardinas, fue a la cocina, trajo un trozo de pan y me dijo: “esto pa nosotros”; y nos fuimos comiendo todas las huevas de sardinas antes de que llegara su madre. Exquisito el manjar el que me hizo probar y exquisita la manera de comer más que su familia sin que nadie lo notara.

Con el tiempo me di cuenta de todo lo que ese caso encerraba de muchas cosas: de afecto, solidaridad, ingenio, sabiduría, picaresca…Y según he ido conociendo nuevas generaciones, se ha ido formando en mí una pregunta ¿sabrá un niño de siete u ocho años de hoy, que una sardina tiene huevas y que se pueden comer?

5 comentarios:

  1. Querido Paco, ni los niños ni yo tampoco que pertenezco al la generación del migote (de pan claro está, la galletas eran articulo de lujo), gofio y la leche en polvo (sin doble intención), pero ya que ha tocado usted el tema, desgraciadamente la vida en muchos aspectos a cambiado a peor, baste citar las comuniones o bodas que hoy celebran, da igual que uno de los dos o ambos estén en el paro o sin tan siquiera percibir el subsidio desempleo, luego esta el tema que usted a tocado, hoy si le dice al chaval que si quiere algo de queso o chorizo automáticamente la respuesta será que de que marca, que si es semigraso o semiseco o que coño se yo, si se trata de tomar una cerveza tres cuartos de lo mismo, si hablamos de ropa para que contar, de modo que al final todo se reduce a que no se van de casa (contando que no le echen a uno de la suya), y si se van tardan tres días en volver, pero es que encima se encuentran con una gran porción de padres que son más carajotes que los niños (en realidad los niñatos estos no son carajotes, son unos getas mal criados por unos padres gilipollas). Saludos y discúlpeme si me he pasado, pero cuando sale el tema me caliento y no paro.

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  2. MI ABUELO POR PARTE DE PADRE, ME ENSEÑO, COMO APROVECHAR LA SARDINA ENTERITA. HOY MIS HIJAS APROVECHAN LAS SARDINAS ENTERITAS, Y ESPERO QUE SI ALGUN DIA TENGO NIETOS Y SI ES QUE AUN HAY SARDINAS, APRENDAN A COMERSELAS ENTERITAS. LO UNICO QUE HAY QUE HACER ES ENSEÑAR A NUESTROS DESCENDIENTES, LO BUENO DE LAS TRADICIONES Y NO IR A LO FACIL. SALUDOS

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  3. Algunos querrán que también los enseñe el maestro en clase.

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Despedida

Espero haber tenido el tacto suficiente como para que esto te haya sabido a poco.

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