La ironía

Otro año; y, con él, un nuevo concurso en el Falla.

Qué pesaos; dicen algunos. Como si estuvieran obligados a seguirlo. Como si alguien los cogiera del brazo y los ingresara en el teatro como quien los ingresa en la Residencia.

A la gente no hay que hacerle caso; yo conozco a alguno que ha protestado porque hay muchas agrupaciones y después, otro año, me lo he encontrado de jurado.

Lo que sí es verdad es que cada vez hay más agrupaciones de fuera de Cádiz y, en cierto modo, eso influye en el propio desarrollo del Concurso, puesto que a esas agrupaciones no se les puede negar ninguno de los derechos que gozan las agrupaciones de aquí y no es de locos pensar que un día lleguen, a través de las organizaciones (de autores, de intérpretes, de artesanos…), a tener más presencia y más capacidad organizativa que nosotros. Al margen de que cualquier ciudad cercana organice un concurso paralelo y llegue a tener, si no más prestigio, que eso se consigue con los años y con la calidad de los participantes, sí más éxito de organización.

En Sevilla, por ejemplo, ya hay afición al coro, a la chirigota, al cuarteto y a la comparsa, como para llenar un teatro todas las noches. Quizá, en otros sitios sea más complicado por ser sitios en los que la comparsa y el coro suenen más extraños; pero si la chirigota de Cádiz sigue cultivando ese humor sin personalidad, basado en puestas en escena, es decir, más para la tele que para el disco y que está al alcance del ocurrente, seguirá conquistando poblaciones. Mientras que el humor propio de aquí, el ingenioso, no tiene cabida en lugares en los que no se ha acostumbrado a cultivar.

Lo inquietante no es que en otros sitios se aficionen a lo nuestro, sino que para conseguirlo, el humor del ingenio, como ocurrió con la ironía, desaparezca del Falla.