Hacemos el tonto si creemos que lo que estamos padeciendo es una crisis: una crisis tiene un principio y un final; esto es un destino. Esto ha sido meticulosamente pensado para dominar Europa. Esta es la tercera guerra mundial; incruenta, porque no hay disparos; pero cruel al fin y al cabo; puesto que destruye poco a poco la moral, los sueños, las ilusiones...: el futuro. Que una familia sin trabajo no tiene futuro que no sea el infierno. Eso es lo que están haciendo los capitalistas insaciables; no nos engañemos creyendo que votando a uno o a otro podremos levantar cabeza; dentro de poco en vez de políticos habrá tecnócratas tele dirigidos y se acabó la política y, por tanto, la democracia.
El corazón y el dinero no pueden habitar la misma morada; así que no esperemos un gesto, por pequeño que sea, de los dueños del dinero.
A pesar de todo, soy optimista y, cada día, le hago un homenaje a la Alegría.
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