Muchos de quienes defienden la exposición e imposición del crucifijo, creen que los que estamos en contra de que éste presida colegios y estamentos, lo que queremos es borrarlo también de las conciencias. Uno, aunque no ha sido educado en el colegio para la tolerancia ni para entender que todos los seres humanos somos iguales ni para respetar las creencias de los demás,
porque ni los curas ni los franquistas me enseñaron eso, jamás va a criticar seriamente lo que cada uno crea.
Sé que la imagen de Cristo crucificado caló muy hondo en la gente y nunca se me va a ocurrir tratar de convencer a nadie de que deje de ser seguidor de esa figura, ni de dividir, como hacen ellos, el mundo en malos y buenos dependiendo en si eres cristiano o no lo eres; hay seguidores de la Cruz para los que no cuenta el día a día; y las putadas que hacen, las zancadillas que ponen y la explotación a la que sujeta a otros entra dentro de “su” normalidad; y lo único malo de este mundo, para esos, es declararse ateo, agnóstico o laico; mientras que ellos son seguidores del Cristo crucificado o del que hacía milagros. Del que nos dejó el mensaje de Amor y Vida, no.
Estoy de acuerdo contigo en todo lo referente a las cuestiones religiosas (eso ya lo sabes), pero tengo una duda: ¿No forma parte de nuestra tolerancia y nuestro respeto a la pluralidad de credo dejar que cada colegio ponga en la pared de la clase lo que le de la gana?
ResponderEliminarA mi no me ofende que haya personas que crean en esas cosas. Cuando me juzgan según sus creencias me da la risa y les compadezco por su estrechez mental, pero no defiendo nada que vaya encaminado a eliminar símbolos que se encuentran amparados por la Constitución Española, que son legales y que, nos guste más o menos, forman parte de la historia y las tradiciones de España.
¡Fíjate la influencia que ha tenido en nosotros el crucifijo que hemos visto colgado encima del profesor durante toda nuestra vida escolar!