Jurados profesionales

Cuando algún autor dice o pide que en el Jurado del Falla haya profesionales de la música y la literatura, es porque piensa que sus músicas y/o letras son perfectas. A un casi analfabeto de los de siempre, de esos que escriben por intuición y hacen músicas con los nudillos pero que tienen la virtud de levantar al público de su asiento con un pasodoble o tango, no se le ocurre tamaña cursilería.


Nos llevaríamos grandes sorpresas si nos diera por analizar, morfológica y sintácticamente, grandes pasodobles de igualmente grandes autores. ¿Vamos a despreciar una letra emocionante porque lleve acentos cambiados o porque no se corresponda el verbo con los pronombres? ¿Le daríamos una puntuación baja al pasodoble de Los sarracenos porque dice “Oh Cadí” (con acento en la ‘i’) en lugar de “Oh Cádiz”? ¿Tiraríamos por tierra el pasodoble de Los fabulistas dedicado a la luna porque dice “ese astro deshabitado” si todos sabemos que la luna no es un astro?

Con la música pasa lo mismo: un tango no se puede sacar de compás, pero bajo el nombre de “pasodoble” hay verdaderas aberraciones que, sin embargo, quedan bonitas. Composiciones que mezclan los compases a capricho del autor buscando ese “pellizquito” que todos deseamos para nuestra música; pero que un profesional de la cosa no tendría por dónde cogerlo.

No; yo creo que el Jurado debe ser, ante todo y sobre todo, degustador de coplas y que tenga claro que esto lleva satisfaciéndonos ciento y pico de años, no que nació en los ochenta. Salud.