Este pasodoble, aunque lo hice para ese año, es el tipo de letra que vale para siempre.
Pasodoble
De nuevo habrá una campaña
con mítines y con fotos.
Y de nuevo iremos con mil promesas
a hacer colas en las mesas
con las ilusiones presas
y los corazones rotos.
De nuevo una papeleta
de esperanza irá repleta
para llevar a su meta
a los que piden el voto.
Y de nuevo habrá un recuento
y ninguno habrá perdío:
que los que viven del cuento
lo tienen bien aprendío.
Un escaño.
Quién me dice cuánto cabe en un escaño
de avaricia, de promesas incumplidas y de engaños.
Cuántos jóvenes después de haber votao
tienen que irse de su tierra
sin trabajo y humillaos.
Sí; es triste hacer el idiota
por confiar en capullos
o confiar en gaviotas.
No; no creas lo que prometen:
la papeleta del voto
es más útil colgá en el retrete.
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Y éste, por desgracia, también.
Pasodoble
Hay curas de mala hostia
y curas que son divinos.
Hay curas que tienen el alma oscura
y curas que siempre curan
las pasiones más impuras
del que deja el buen camino.
Hay curas buenos pastores
y otros nadando en millones
doblemente pecadores
cuando consagran el vino.
Hay curas que en su decencia
dan su vida en las Misiones
y hay curas que en la docencia
corrompen a los menores.
¡Santo Padre!
Para dónde está mirando el Santo Padre.
Contra el vicio utiliza la prudencia del cobarde.
Y no escucha a esos niños que reclaman
que no ensucien más sus cuerpos;
que no ensucien más sus almas.
Sé que hay curas que son conscientes
pero hay canallas que gozan
violando a los inocentes.
Y justo es que la fe se pierda
y ante ese crimen gritemos
que no hay cura que valga una mierda.